Esos agujeros llenos de colores son dulces expresiones literarias que, para algunos de nosotros, siempre serán el desnudo de nuestras emociones hecho arte.
En un “baúl”, hace mucho, empecé a escribir lo que mi voz y mis actos intentaban vivir.
Con el transcurrir del tiempo, las historias cobraron vida, transformándose en efectos musicales, equinoccios de primavera, nostálgicas manías y confesiones inoportunas, que con locura se inspiraban y con tierna melancolía se componían.
Juntos compartimos los días de invierno y, así, conversando, le hicimos un alto a la vida.
Los espacios nunca más fueron vacíos, y emocionados miramos a la luna cual hoguera, y nos sentamos alrededor de ella, creando Paranoias Literarias …
Con el paso de los encuentros, las ideas se volvieron un sutil entendimiento, y las palabras tendieron puentes de amistad que la distancia y el tiempo no pudieron quebrar.
Volvimos las cosas complicadas en simples, confundiendo el día y la noche con poemas de amor a orillas del mar.
Y tal vez todo esto es solo lo que yo pienso, y nada se asemeje a una verdad.
Aun así, si estas fueron tan solo mis locuras escritas y parecieran poco interesantes mis palabras… todas son recuerdos del pasado que, hoy día, agradezco.Hace unos años, un baúl explotó y hoy es una realidad de color azul, mi color favorito.
Estos son tan solo mis recuerdos e historias y, ahora, ya con algunos años encima…
mis viejas Paranoias Literarias.
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