28 ago 2014

SENSIBILIDAD

Hay versos, cuentos, sonetos y novelas que nos calman, como los recuerdos que, de vez en cuando, vienen a la mente y que siempre vuelven corriendo a los sueños por temor a ser descubiertos.

Esos agujeros llenos de colores son dulces expresiones literarias que, para algunos de nosotros, siempre serán el desnudo de nuestras emociones hecho arte.

En un “baúl”, hace mucho, empecé a escribir lo que mi voz y mis actos intentaban vivir.
Con el transcurrir del tiempo, las historias cobraron vida, transformándose en efectos musicales, equinoccios de primavera, nostálgicas manías y confesiones inoportunas, que con locura se inspiraban y con tierna melancolía se componían.
Juntos compartimos los días de invierno y, así, conversando, le hicimos un alto a la vida.
Los espacios nunca más fueron vacíos, y emocionados miramos a la luna cual hoguera, y nos sentamos alrededor de ella, creando Paranoias Literarias

Con el paso de los encuentros, las ideas se volvieron un sutil entendimiento, y las palabras tendieron puentes de amistad que la distancia y el tiempo no pudieron quebrar.
Volvimos las cosas complicadas en simples, confundiendo el día y la noche con poemas de amor a orillas del mar.



Y tal vez todo esto es solo lo que yo pienso, y nada se asemeje a una verdad.

Aun así, si estas fueron tan solo mis locuras escritas y parecieran poco interesantes mis palabras… todas son recuerdos del pasado que, hoy día, agradezco.
Hace unos años, un baúl explotó y hoy es una realidad de color azul, mi color favorito.
Estos son tan solo mis recuerdos e historias y, ahora, ya con algunos años encima…
mis viejas Paranoias Literarias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario